lunes, 21 de noviembre de 2011

Lo invisible

Si fueramos precisos los agujeros negros se llamarían agujeros invisibles, puesto que tienen tal fuerza de gravedad que impide que la energía o la materia escape y por lo tanto son imposibles de ver como tal y solo se pueden detectar por los efectos que producen en su rededor

Los terremotos también son invisibles y aún más dificiles, sino imposibles, de detectar. Dos placas tectónicas se mueven y deslizan chocando o montándose una sobre otras de tal manera que cuando tenemos noticia de ello es porque está pasando.

Son fenómenos invisibles, que sólo sabemos de ellos porque detectamos o sufrimos sus efectos. Así en la vida, como en la naturaleza, aunque una y otra sean ambas, a menudo suceden acontecimientos que nos resultan invisibles, de los que no tenemos conocimiento hasta que sus efectos nos asaltan de manera abrupta.

Manejarse en esa invisibilidad, detectar antes de los grandes efectos pequeñas alteraciones, observar distorsiones limitadas, cambios mínimos en las cosas habituales nos sirve para adelantarnos en la medida que podamos a esos acontecimientos que nos afectarán, e incluso sufriremos y amortiguar los efectos.


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