viernes, 15 de noviembre de 2013

Adiós


Te digo adiós y te miento. Me voy y te espero. Te alejas y te sigo. Mil veces te he dicho adiós y en todas te he engañado. Mil veces me he despedido y en todas era falso. Son adioses mentirosos, vacíos. Con cada adiós, te digo ven. Con cada despedida, te siento más.

Sale de mi boca la palabra y nada lleva. Es un adiós sin vocación, sin interés, sin voluntad. Lo digo y tú lo escuchas pero se desvanece en pura nada. No hay una gota de realidad, una brizna de verdad, una sola letra de las que componen la palabra que signifique lo que dice.

Me despido como el niño en el colegio, sabiendo que vendrán a por él. Te alejas pero se que alguna otra casualidad extraña e improbable nos acercará. Caminas en un círculo cerrado que te acerca a mí según te alejas.

No hay adiós en tus ojos, ni lo hay en tus labios que vibran nerviosamente. La gravedad de tu rostro esconde la ternura de quien quiere ser amado. No hay adiós en tu cuerpo que extraña el mío. Tu deseo recuerda el placer. Tu cama, nuestra entrega. Me buscas sin que esté, me recuerdas porque estoy. Nunca dije adiós a amarte, a estremecerte, a desbordarte. Sigo en la senda que andas. De lejos sigo tus pasos, apenas indicios a veces, pero se encontrarte en el mundo cuando echarte de menos se convierte en algo tan físico que siento punzadas en mi vientre.

Aúllo en el largo y frío invierno porque tú no lo haces cálido y feliz. Me dispongo como un animal a morar en mi cueva interior, durmiendo hasta que aparezcas de nuevo, incluso aunque lo hagas como el cazador que quiere cobrar su pieza para que desaparezca la amenaza. Y aun así lo bendigo, lo agradezco y lo celebro y en mi vuelve a brotar tu cercanía y tu flequillo caído sobre un ojo, me parece una razón suficiente para gritar alegre y encendido.

Soy el que te miente en el adiós, él que no se despide. No hay convicción, soy un actor malo en una obra mala en un decorado rico e infinito en el que interpreto la escena de la despedida. Y nadie me cree. Tú no me crees. Yo no me creo. Te digo adiós y te miento porque no se decirte adiós en mi corazón.