martes, 28 de febrero de 2012

Cuando no estás

Cuando no estás las fuerzas del universo juegan conmigo. El día se alarga eternizándose, como si no tuviese fin, sometido a un proceso de expansión que hace que cada hora sea un año y cada año, mil. Es un juego perverso porque mientras se hace imposible de acabar, cada instante siguiente es una esperanza de tenerte, de saberte, el momento se renueva en si mismo y trae otro que agota en la nada pero que anuncia otro en el que es posible que vengas a mi o que vaya a ti, aunque sea cruzando ese universo que juguetea y me desgasta.

Cuando no estás las calles son acontecimientos que contarte, un mapa abierto y vivo donde suceden cosas que grabo en mi mente para contarte o para inventar esas historias que te gustan. Cuando no estás paseo a tu lado y te cuento y te digo y te explico el porque de las cosas y me fijo en tu mirada que me mira y que mira al mundo y creo que soy ese mundo y que todo empieza y acaba en mi. Cuando no estás imagino conversaciones que tendríamos y que nunca tendremos porque los momentos que pasan se escapan como se escapan los días cuando no estás

Cuando no estás pido tus platos, bebo tu vino y siento que te gustan, que disfrutas con ellos y busco esa luz que te hace estar cómoda y tranquila, para que allá donde estés, no te sientas molesta por la luz que llega a mis ojos. Cuando no estás los paseos a casa no son lentos, ni esconden una promesa, quiero acabarlos pronto para enfrentarme como pueda a la soledad.

Cuando no estás me despierto y tu nombre viene a mis labios, me pregunto que harás y si te acordarás de que existo. Cuando no estás me duermo con tu nombre yéndose de mis labios y me pregunto de que estarán llenos tus sueños. Cuando tu no estás mi corazón está tenso y duro, mi rostro triste y feo, mi cuerpo frágil y débil y anhelo respirar el aire que calienta tu aliento cercano.

Pero no estás, nunca estás

miércoles, 22 de febrero de 2012

We are the mods (III)

CHICAS MODETTES 

Corte de pelo a lo garçon peinado que lució Liz Taylor en la película Marco Polo, pelo lo mas liso posible, peinado desde el centro de la cabeza y con flequillo, el clásico bob 

 

Chaquetas de Madrás, niquis italianos de nylon, en azul, marrón o verde. Americanas cortas, rebecas de punto. Trajes de falda y chaqueta, fueron muy populares aquellos que no tenían mangas ideales para bailar  

Abrigos de cuero, ante o plástico y gabardinas (siempre por encima de la rodilla). 

 


Faldas rectas A-Line(nunca mas cortas de 8 cm por debajo de la rodilla, las chicas mods nunca llevaron minifalda). Fue muy revolucionario que las chicas usaran pantalones, con aberturas abotonadas en el lateral, caderas mas anchas y cintura mas estrecha,no quedaban muy bien así que empezaron a usar algunos modelos de chico twin-sets muy de moda también estuvieron los sky-pants 

 

Zapatos planos sin tacón, sin cordones, punta redondeada, los más corrientes fueron los granny shoes o zapatos de abuela de punta redonda y sujetados a ambos lados por una tira que cerraba mediante botón o hebilla. 

 

Nunca llevaban joyas aparte de detalles como pasadores o cadenitas en las solapas de sus camisas o gemelos, como los chicos

martes, 21 de febrero de 2012

We are the mods (II)

Chicos Mods

Peinados desde el estilo Perry Como, college boy al the french line. Diversos tipos de backcombing. 

 

 
 

Camisas entalladas, polos entallados, jerseys de pico, jerseys de cuelllo de cisne, de cuello redondo. Camisas y polos entallados y estilo 1960s de marcas como Ben Sherman, Fred Perry, John Smedley, Penguin, Gabicci, Roberto Carlo y hechas a medida; Americanas de tres botones: solapa estrecha, cierre alto, raja atrás o dos en los laterales. A medida y bien entalladas, frecuentemente con bolsillo o bolsillos ticket pocket. 


Destacaba la parka del ejército americano, la más valorada es tal vez la M-51, seguida de la M-65. También fueron populares chaquetas como la harrington y la monkey. Abrigos de tipo Crombie y tabardos marineros estilo peacoat 

 
 
 

Sta-Prest, hipsters, Levi's 501, entallados. Muchas veces hechos a medida también 



Calzado Clarks desert boots (también conocidas como pisamierdas o safari o desert cockson); chelsea boots y beat boots; mocasines; bowling shoes (zapatos de bolos); jam shoes (patos); stage shoes; hushpuppies; winklepickers 

 
 
 





domingo, 19 de febrero de 2012

We are the mods (I)

finales de los 50, los chicos de la clase trabajadora británica de un Reino Unido que empezaba a recuperarse de la devastadora guerra, sentían la necesidad de diferenciarse de sus mayores. Por los clubs del Soho empezaban a verse chicos vestidos con traje de mohair, corbata estrecha y un corte de pelo definido para escuchar Modern Jazz. Eran los Modernist, Mods. A partir de ese momento se va imponiendo como tribu urbana en contraposición a los Teddy Boys, Teds, de aspecto rockabilly con tupes, cazadoras de cuero, potentes motos Triumph y Harleys, apasionados del rock&roll blanco que llega de los Estados Unidos. 


 

Al contrario los Mods, se interesaban por la poesía y el surrealismo. Estaban siempre a la última, creían en el individualismo, buscaban la elegancia, y tenían unas terribles ganas de destacar y de pasárselo bien. También se ven influenciados por toda la emigración que llega de las colonias inglesas a la metrópoli y traen consigo el reggae, el ska, el rythm&blues. 

Pronto, y derivado de los músicos de Jazz, se imponen los trajes de mohair o tonic, que cambiaban según la luz , de tres botones, las corbatas estrechas, los pantalones sta-prest (sin pinza y con una línea que no desaparecía ni al plancharla). Las camisas Ben Sherman, con el detalle de sus botones extra en las mangas y detrás del cuello, eran muy buscadas, al igual que los polos Fred Perry o las chaquetas Harrington (llamadas así porque las vestía un personaje televisivo con ese nombre). Respecto al calzado, los zapatos de bolera eran lo más "in", al igual que las Dessert Boots o los Loafers. Las chicas mods, modettes, también lucían pantalones sta-prest de Levi’s, faldas A Line, twin sets, abrigos crombie y de cuero, granny shoes y corte de pelo estilo bob. 


 

Como eran clase trabajadora no podían permitirse un coche y usan lambrettas y vespas, en especial la Lambretta TV175 o la Vespa GS160. Al final, estos scooters se acabarían constituyendo un signo de identidad y se les añadían muchos retrovisores, cromados pegatinas, faros porque para un mod la vanidad y la arrogancia eran imprescindibles. Aunque también circula la leyenda de ser un respuesta rebelde a una ley que obligó a llevar un mínimo de un retrovisor. 


 

El moverse en scooters trajo consigo otro de los signos de identidad de los mods, porque para reguardarse del frío mientras las conducían o dormir en las playas como solían acostumbrar a terminar las All-Nigthers, usaron la parkas, en especial las del Ejercito americano, la M-51, conocida como fish tail por su forma de pez. Las personalizaban añadiendo la Union Jack, bandera británica o el Target, diana enseña de la RAF. 

 

Al ser chicos de la clase trabajadora encontraban su máxima expresión en el fin de semana. Para aguantar y llevar ese ritmo de vida se valían de anfetaminas, las Purple Hearts o las Blues eran las más habituales. En My generation, himno mod, de The Who, Roger Daltrey imita el efecto del speed al hablar. También eran habituales las peleas con los antiguos Teds venidos a rockers. Fueron famosas las batallas, así consideradas, en Brighton, sitio de peregrinación mod, o Hastings en el 64. 

Quadrophenia, película basada en una opera rock del mismo nombre, refleja a la perfección todo el movimiento mod y su desencanto. Sin duda, inmortalizó para siempre la estética mod que ha perdurado y podemos decir que vuelve con rabiosa actualidad. 



jueves, 16 de febrero de 2012

Punto de ruptura

Una de las cosas más curiosas que tenemos hoy en día es la abundancia de nuevos materiales. Absolutamente para todo, para las cosas que siempre han existido pero que una vez fueron de madera, luego de hierro, pasaron al aluminio, fueron de tugsteno y hoy en día son de una aleación de la que ni conocemos el nombre. Eso sí, es cierto que las cosas siguen siendo las cosas

Los materiales de hoy en día son más resistentes, mejores, más baratos, más útiles y satisfacen mejor cualquier necesidad que antes satisfacía otro material

Una de las características que más han avanzado es la ductibilidad. Los materiales de hoy en día, en general, tienen una mayor capacidad de deformación, de maleabilidad, de elasticidad. La capacidad para asumir un esfuerzo deformante se ha multiplicado hasta el extremo y donde antes la ruptura era inminente, hoy el grado de deformación elástica y posteriormente la plástica y siempre después, siempre el punto de ruptura, es mucho más extendido.

Pero aunque hayamos aumentado la ductibilidad siempre llegaremos a un punto en el que se rompe el material de manera definitiva. Por eso tan importante, y es hacia donde se dirigen los cálculos, la deformación plástica, esa zona donde la modificación puede ser muy grande pero donde es posible el retorno. Este es el verdadero valor del nuevo material porque más allá de esa zona, llegado el punto de ruptura, no hay más.

Cuidado en llegar a ese punto.

lunes, 13 de febrero de 2012

Cuestión de convencimiento


Una de las ventajas de Hernán Cortés y sus hombres, más allá de los caballos, es que los aztecas tenían como objetivo capturar a los españoles porque llamaban su curiosidad, mientras que los conquistadores tenían como objetivo matar al enemigo. 

Esa diferencia es esencial y recuerda aquella frase de Georges Simenon: Yo tengo una inmensa ventaja sobre usted, haga lo que haga, yo he matado. No podemos obviar este tipo de determinación y de convencimiento como fuerza poderosa para acometer cualquier empresa. No hablo lógicamente de matar a nadie, sino que incluso en lo peor que se le puede hacer a un hombre, quitar la vida, la convicción y el convencimiento conllevan una fuerza extraordinaria, un aporte de razón, aunque sea mala, que no sólo justifica sino que santifica el hecho, por malo que sea. 

Shakespeare en Julio Cesar ponía en boca de Bruto: Maté a César no porque le quisiera menos, sino porque amaba más a Roma. Ese convencimiento, esa convicción, incluso ese fanatismo, lleva al hombre a un paso más allá, aunque sea lo peor. 

Así que el convencimiento es una arma poderosa y fuerte porque condiciona la voluntad y elimina límites que nos imponemos. De tal manera que convencidos de algo, lo ejecutamos con decisión. Da igual si es bueno o malo y si esas razones son buenas o malas, si estamos convencidos, a nuestros ojos lo que hacemos está justificado, es necesario y beneficioso. Cuestión de convencimiento. Y sirve para aquellos que defienden una buena causa y matan y mueren por ella, imaginemos a esos soldados ingleses en la Segunda Guerra Mundial y sirve para una mala causa, las matanzas en Bosnia. El convencimiento es el mismo. Terrible lo equivocados que podemos estar en nuestra convicción. 


domingo, 12 de febrero de 2012

Los tejados del pensamiento

Desde niños cuando nuestros padres empezaron a enseñarnos a hacer las cosas nos dijeron aquello de que la casa no se empieza por el tejado, sino que debe aposentarse en buenos cimientos. Esta es una idea que todos creemos buena y que convenimos en que debe ser aplicada y de hecho, a sensu contrario, cuando alguien no sigue esta pauta y es evidente, usamos esta frase y razonablemente, apunto.


 Sucede sin embargo, esa es la impresión que tengo, que últimamente veo en demasiadas ocasiones como sucede al revés, empezar la casa por el tejado. Creo que se establece una conclusión, la que sea, por interés, desinterés o porque si y luego se rellena de razón. Primero se llega al final, a tomar una postura y luego adecuamos los razonamientos que encajan con ese final.

Es de suponer que deberíamos sobre base a nuestros principios, valores e ideales razonar y pensar para ir puliendo nuestra postura, atacarla con otros argumentos incluso para establecer la fortaleza y veracidad de la misma y por fin sacar una conclusión. A veces este proceso es más corto y evidente y otras largo y tortuoso pero en ambos casos se produce el mismo esquema lineal de pensamiento. Al contrario de todo esto, la sensación y a veces la certeza, que tengo en muchas de las discusiones que nos ocupan es que tendemos a fijar nuestra posición y luego rellenarla de razones y hay algo en el argumentario que chirría y acaba notándose.

En principio, podría decirse que en realidad no es malo que suceda eso, al fin y al cabo se adopta una posición porque se cree en ella, sea por bonhomía, sea por interés, pero se cree en ella. Y visto desde un punto de vista finalista, como es el proceso de pensamiento del que hablo, en sí, o incluso desde un punto de vista teleológico, dada su utilidad, es perfectamente aceptable pero esencialmente estamos vulnerando el pensamiento en sí, puesto que si no ponemos en duda las premisas, las concatenaciones, si no sometemos a controversia cada pequeño resultado que nos lleve a otro, sino atacamos cada unión y salto en el proceso, estaremos simplificando nuestra posición y nuestro pensamiento, estaremos debilitando nuestra conclusión ya que tiene una columna vertical frágil. Además de una consecuencia perversa e inadvertida, cada vez que iniciamos el proceso que desemboca en una idea estamos revisando todos nuestros principios, valores e ideales en el mismo proceso mientras que si optamos por determinar la conclusión y rellenarlo de razones nunca airearemos y pondremos a prueba aquello que pensamos y sin darnos cuenta casi lo convertiremos en dogmas, casi más en fe que en razón.



sábado, 11 de febrero de 2012

Rat Pack

Cada noche se subían al escenario del Sands y realizaban su show que consistía en poco más que ser como eran de por sí, sólo que con público delante. Las bromas se sucedían unas tras otras y aunque algunas las hacían todas las noches, eran muchas las veces que improvisaban. Su show eran ellos mismos, el Rat Pack.


Rat Pack: Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr, Peter Lawford y Joey Bishop 






Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr, Peter Lawford y el último en dejarnos hace unos meses, Joey Bishop. Ellos formaban el Rat Pack, o así han pasado a la historia. En realidad, el Rat Pack fue fundado por Bogart y el nombre vino dado por su mujer, Lauren Bacall, que al ver las pintas que traían tras una noche de juerga dijo: parecéis un panda de ratas (You look like a goddamn rat pack). De todos ellos, el único que formó parte del Rat Pack primigenio fue Sinatra. 



Al primer Rat Pack pertenecían Bogart y la Bacall, Judy Garland y su marido, Sid Luft, David Niven, Katharine Hepburn, Spencer Tracy, George Cukor, Michael Romanoff, Swifty Lazar, Nathaniel Benchley, James Van Heusen y, por supuesto, Frankie Sinatra. 


Bogart, Bacall y Marilyn 






Fue a la muerte de Boggey cuando Sinatra se trasladó a Las Vegas, aprovechando el auge de aquella ciudad creada en la nada, en el desierto, del sueño e inteligencia de Bugsy "Piojo" Siegel, ayudado por su compadre y luego firmante de su muerte, Meyer Lansky, un mafioso judío que había nacido en Rusia, con el que creó el hotel-casino The Flamingo, en la localidad de Nevada, que era el lugar donde paraban las tropas americanas en su camino a la costa Oeste. 


The Flamingo






Bugsy "Piojo" Siegel




En torno a Frankie llegaron sus amigotes que formarían el nuevo grupo que la prensa llamó Rat Pack y a Angie Dickinson, Juliet Prowse, y Shirley MacLaine que formaban parte del mismo las Rat Pack Mascot, aunque Frankie nunca lo aceptó y jamás llamó a la pandilla así, sino The Summit (La cumbre). 






Tal y como actuaban, vivían o tal y como vivían, actuaban. Llegaban a lanzarse tartas y si Sinatra empezaba a cantar It was a very good year, y entonaba la primera frase: When I was seventeen…, "Dino", Dean Martin le decía: eras un plasta. Cuando Frankie Sinatra cantaba la segunda estrofa: When I was twenty one… Dino decía de nuevo: seguías siendo un plasta. La gente abarrotaba los sitios con tal de verles en persona, con tal de poder contar que les habían visto en directo. 



Frank Sinatra, Shirley McLaine y Dean Martin 

 


Representaban un mundo elegante y de vividores, de buenos vividores que apreciaban los mejores coches, hoteles, whiskies, trajes, cigarrillos, los restaurantes, sitios de fiesta. Todo aquello que produjese placer. La gente les adoraba, los hombres querían estar cerca de ellos y les admiraban, las mujeres querían ser sus amantes y sedujeron a mujeres como Kim Novak, Ava Gardner, Marilyn Monroe. Eran ricos y poderosos, compartían fiestas memorables con Sam Giancana, uno de los capos de la mafia y con JFK, estaban protegidos y ellos correspondían a todos. 

Sam Giancana



Era un mundo hedonista, adolescente, lleno de lujo, glamour y mucha diversión en un tiempo en el que fumar no era perjudicial para la salud, el whisky se tomaba en las mismas cantidades que el café, las propinas eran de 50 dólares y eran los reyes de la ciudad. Como dijo Dean Martin: Este es el mundo de Frank, nosotros sólo vivimos en él .








viernes, 10 de febrero de 2012

The Rooftop Concert

En una de las azoteas que rodean el número 3 de la Savile Row, cerca de Picadilly, un típico englishman con sombrero, abrigo chesterfield y pipa, sube una escala y al llegar arriba, mete las manos en los bolsillos disimulando el esfuerzo realizado como si no tuviese mayor pretensión de estar allí. Sin embargo, como otros muchos, menos disimulados y realmente interesados han ido subiendo por los tejados y azoteas que hay en rededor de Apple Records. Abajo en la calle, la gente también se arremolina mirando hacia arriba y y buscando explicación a aquellas notas que llegan desde los tejados. Paul, de negro y con barba, Ringo embutido en un impermeable rojo, George vistiendo unos llamativos pantalones verdes y John envuelto en pieles, los Beatles tocan Get Back.


Es el 30 de enero de 1969 y todo forma parte del álbum Let it be y de una película-documental. A la postre, sería su último disco y la última vez que tocaron juntos, de hecho llevaban ya tres años sin hacerlo. El final estaba tan cerca, que aquel último disco era casi un suplicio para todos ellos. A Paul se le ocurrió que se encerraran en un estudio para grabar el disco mientras eran filmados en todo momento. La tensión crecía día a día y el principal material de grabación eran las discusiones de Paul y Jonh. Aprovechando la presencia del gran teclista, Billy Preston para colaborar en el disco, sin solicitar permisos, decidieron subir a la terraza e improvisar un concierto. Quien sabe si inpirados por recobrar el primigenio espíritu de The Cavern

El concierto sólo duró 40 minutos y terminó por la intervención de los bobbys que ante la expectación cada vez mayor que estaba causando tanto en la calle como en las azoteas decidieron poner fin a aquella última aventura. Empezaron con Get Back, que juntaron en dos versiones, una alegoría quizás para pedir el regreso de lo que nunca ya más sería. Continuaron con Don't let me down, con John cambiando la letra y provocando las risas de los otros beatles, quizás uno de las mejores canciones en directo de la historia. Luego I've got a feeling., One after 909, y Dig a pony. Aquello quedó enlatado y fue Lennon el que pidió a Phil Spector que produjese y arreglase ese material, con su habitual Wall of Sound. En 2003, Mccartney limpió el Muro de Sonido de Spector y publicó Let it be Naked.

Aquel fue el canto del cisne, el final de una década, del talento e inquietud de cuatro chicos de Liverpool que hicieron que la manera de entender la música cambiase para siempre y esta es la última vez que tocaron juntos en el mítico e histórico Rooftop Concert








miércoles, 8 de febrero de 2012

Empeños y melancolía


Me vino a la mente el otro día una de las frases que atribuimos a Ortega, y que ciertamente aunque todo el mundo lo haga no está claro que sea suya, cuando me contaba un amigo su empeño en sacar adelante una iniciativa cultural en su pueblo. Conociendo las circunstancias, también orteguianas, del pueblo, gente ya muy mayor, apenas jóvenes y con un nivel cultural bajo, sin apenas bagaje de este tipo y necesitando colaboración y dinero, pensé en aquello de Ortega de "el esfuerzo inútil conduce a la melancolía".


Y es cierto, aquellos empeños y esfuerzos que carecen de un calibrado realista, de un porcentaje aceptable de posibilidades, de una visión mesurada de la realidad y del futuro, nos lleva a esfuerzos baldíos, a entregas innecesarias, a malgasto de ilusiones y energías en pos de un fracaso casi garantizado. Y no es malo el fracaso en sí mismo, sino las heridas que deja son dolorosas. Cuando el esfuerzo y el empeño es arduo y el éxito no llega no queda más que la melancolía de lo que se pensó, se trabajó y la ausencia de un mínimo resultado satisfactorio. 



Puede ser ésta una visión realista de las cosas que no defenderé, ni aconsejaré, pero que no conviene dejar todo de lado o despistarla. Claro que tampoco animaré a lo contrario, sobre todo porque sería un empeño inútil y acabaría cayendo en la melancolía cuando nadie hiciera caso de mi recomendación. Por lo tanto, me limito a decir que existe y que uno más sabio que nosotros vio una distorsión en ello y que, sólo por si acaso, conviene pensar varias veces las empresas que hacemos nuestras si acaso por no acabar melancólicos de un sueño nunca logrado.





martes, 7 de febrero de 2012

Insignifcantes

La inmensidad de todo lo que nos rodea podría ser aterradora sino tuviésemos sentido de la insignificancia. Si todo lo que tenemos al alcance de nuestros sentidos y nuestro pensamiento tuviese una mínima, la parte más mínima posible, de importancia no podríamos siquiera movernos porque todo merecería nuestra atención. Para poder ser, entonces, establecemos criterios de importancia para las cosas, diversos niveles, distintos períodos de importancia, criterios puntuales...

Así podemos determinar que el simple cambio de rojo a verde en un determinado instante es importante o que la educación de un hijo a lo largo de 20 años es importante. Depende de la circunstancia y del fin, hay cosas que son importantes.

 Si bien la importancia es el lado positivo de las cosas, el lado negativo es la insignificancia. Aquello que nos rodea que no significa nada, que es algo absolutamente despreciable en términos de valor. Son cosas que no suponen una mínima alteración en nosotros, ni siquiera como pensamiento. Simplemente no las tenemos en cuenta y si las tenemos por alguna razón, no siempre se presenta ante nosotros lo que queremos, nuestra decisión acerca de su insignificancia es muy rápida, puesto que su capacidad para influir en nosotros es aún menor que la mínima importancia de la que hablábamos antes de manera abstracta. Si la importancia exige un esfuerzo, la insignificancia no supone nada.

Acostumbrados como estamos a determinar entre importante o insignificante y a hacerlo de manera casi irreflexiva, me pregunto si no haremos lo mismo con la gente. Si así fuese, que no lo se, sería terrible. Quizás tenga que mirarlo un poco detenidamente. Darle importancia a la posible insignificancia.





lunes, 6 de febrero de 2012

El muro de sonido

El muro de sonido es una invención de unos de los más prolíficos productores musicales que habido, el ínclito Phill Spector. Músico, productor de grandes estrellas como los Beatles, Tina Turner, las Ronettes, genio, millonario y posible asesino de una actriz. Tal como leen.

Phil Spector cogía las canciones y las convertía en otra cosa. Llevaba una orquesta enorme, grababa en varias pistas, varios guitarras, varios bajos, varias baterías. Doblaba las pistas, multiplicaba las fuentes y eso, unido a la reverberación propia de los Gold Star Studios de Los Ángeles, creaba un sonido espectacular, grandioso, profundo y poderoso.

Pero no era la canción del autor y eso, en autores muy personales, era una fuente de conflicto. Hasta el famoso último disco de los Beatles, Let it be, fue limpiado de aquel sonido por Paul McCartney sólo hace unos pocos años.

Se me ocurre que cuantas cosas de la vida, de nuestra vida, están rodeadas, envueltas y por qué no, distorsionadas por un muro de sonido. Cierto que a lo mejor parece más grandioso, más importante, más intenso de lo que si vamos a la esencia, a la naturaleza, a la canción origen en sí misma, resulta ser. Quizás esta sea más pura, más fresca, más limpia y más fácil de tocar, de manejar. A veces el muro de sonido nos envuelve tanto que lo grandioso nos hace perder los acordes simples con lo que las cosas fueron escritas.




domingo, 5 de febrero de 2012

Faltó la fortuna.

Falto la fortuna, no el valor. 1 de julio de 1.942. A Alejandría 111 kilómetros.

Esta inscripción reza en una gran piedra a la salida de El Alamein. Hoy en día no es más que un poblacho polvoriento en Egipto, en 1942 uno de los lugares donde el futuro, hoy historia, tomó cuerpo cuando el Afrika Korps fue frenado por las fuerzas del 8º Ejército Británico. 

A Alejandría 111 kilómetros. Sólo un centenar de kilómetros después de 2.400, de 800 kilómetros en un suspiro. Sólo 111 a la ciudad que más de dos mil años antes fundó el gran Alejandro y que hubiese proporcionado el puerto necesario para cambiar el rumbo de la guerra y del mundo, antes ni siquiera que los grandes generales soñaran con París. Faltó la fortuna, no el valor.

Es una buena frase. Y una buena idea. Es hasta una buena forma de concebir la vida. Que fallen la fortuna, el destino o simplemente las fuerzas, como de verdad le ocurrió al Afrika Korps, pero no el valor. 

Hay que atreverse, intentar llegar lejos, más allá. Mostrar valor, cierto arrojo. En esos momentos de duda, de miedo al fracaso, de conservar sin riesgo de desastre futuro, convendría hacer arresto de valor y lanzarnos a la aventura. Dicen que los valientes pueblan los cementerios y ciertamente tendrán razón. Pero puestos a desear, no a elegir, a mi me gustaría estar entre los que se muestran valientes ante la vida y poder decir cuando irremediablemente cayera en el intento que faltó la fortuna, no el valor. Por desgracia, como a tantos, me falla el valor. 



sábado, 4 de febrero de 2012

Malas soluciones

Hacia mitad del siglo XIV llegaron una serie de barcos a las ciudades estado italianas sin ninguna persona viva. Provenían de la ciudad de Kaffa, colonia genovesa en Asia. Los mongoles habían sitiado la ciudad pero extrañamente levantaron el asedio sin tomar la ciudad y antes de irse, cuenta la leyenda, arrojaron a sus muertos por encima de las murallas defensivas de la ciudad. Todos, sitiadores y muertos tenían la peste negra. De esta manera transmitieron la enfermedad  que provenía del norte de la India. 

La peste negra causó la muerte de más de 25 millones de personas sólo en Europa, casi un tercio de la población del continente, en unos pocos años. Su incidencia no sólo mortal, sino en el desarrollo de Europa en todo los aspectos, fue determinante y muy negativa. 

Para acabar con la peste negra, la primera solución que tomaron fue la de matar a los gatos, que se creían portadores de la peste negra. Aquello fue una mala solución, un terrible error puesto que de esa manera se eliminaba al mejor aliado que podían haber tenido para acabar con la plaga ya que eran las ratas negras, las ratas de campo quienes transmitían la enfermedad. Aquella solución agravó el problema.



viernes, 3 de febrero de 2012

El canon perfecto


Recordaba el otro día la primera vez que fui a París, siendo universitario, como fuimos a recoger a la novia belga de un amigo, a la Biblioteca de París porque estaba allí buscando información para un estudio. No sé si será cierto o parte de la leyenda, pero en su origen la Biblioteca de París construyó sus estanterías de forma que ningún libro estuviese por debajo del brazo estirado de un hombre de talla media hacia arriba o hacia abajo, de tal manera que ni tuviese que agacharse ni subirse a nada para conseguir un libro. Estaban hechas a medida del hombre.





        
Y aquella es una idea que siempre me ha rondado en la cabeza: el mundo debe estar hecho a la medida del hombre. Y no me refiero como la Biblioteca a medida física sino a la mayor y más amplia, a la intangible. A veces nos empeñamos, incluso nos refugiamos, en hacer el mundo y lo que hay en él, a medida de Dios o de los dioses, o de las ideas, las grandes ideas. Creemos y damos valor a palabras que son grandiosas, que encierran conceptos grandiosos, pero  olvidamos que fue el hombre el que los ideó, el que los creó, el que los pensó y que a él  deben ceñirse. 


Si uno contempla lo que le rodea es fácil que se sienta un pequeño accidente, un pequeño punto, algo circunstancial, casual dentro de todo lo grandioso, monumental que nos envuelve y sin embargo hubo alguien, o muchos, que lo crearon todo desde el hombre y es al hombre al que debería pertenecer y servir. 

jueves, 2 de febrero de 2012

Compasión

Dentro de la modernidad y esa extraña manera que tenemos de reciclar las herencias y tradiciones que recibimos para limpiarlas de toda patina de humanidad y superarlas con un positivismo exacerbado, estamos perdiendo muchísimas cosas buenas y una de ellas es la compasión . 


Es el orgullo, el orgullo mal entendido, por ser a priori, el que hace que la compasión esté mal vista hoy en día. Si alguien siente compasión de nosotros nos sentimos ofendidos porque la compasión parece destinada solo para los débiles y los desfavorecidos y no para la persona prototipo que pretende esta sociedad, fuerte, triunfador y orgulloso de por si. Extrañamente hemos llegado a desfigurar un sentimiento tan humano como sentir que otro ser humano sufra, de sentirnos conmovidos por el dolor ajeno y de desear que ese dolor no tuviera lugar. Es cierto que en situaciones excepcionales, en aquellas grandes penas que alcanzan el conocimiento de todo el mundo la corriente social tiende a la compasión e incluso a gestos bonitos pero cuando eso mismo ocurre en lo persona, lo cercano, lo individual nos mostramos hieráticos, distantes intentando no mostrar que nos compadecemos de esa persona que sufre porque lo concebimos como algo ofensivo. No quiero dar pena es una frase muy utilizada y a mi me sigue resultando áspera cuando la oigo, porque si sentimos pena de un dolor, no es algo malo, no es que catalogar al otro como un ser débil, sino que desearíamos aliviar su dolor, aunque no podamos hacerlo. 

Creo que necesitamos replantearnos muchas de las cosas que hoy en día tienen una formulación que vista de cerca, pensada, razonada y sentida nos lleva a la conclusión de que debería ser de otra manera, sin duda porque es más humana.



miércoles, 1 de febrero de 2012

Ser o no ser

En uno de los más famosos actos del teatro, en concreto el Acto III, Escena I de Hamlet, hay una frase que probablemente sea de las más conocidas del mundo y a la vez más repetidas: Ser o no ser, esa es la cuestión (To be or no to be, that is the question).

Es una frase llena de fuerza, en la duda y en la determinación, con un sonoridad casi musical. Sugiere que Ser es actuar con conciencia y con convicción, a pesar de las consecuencias. Y No Ser supone todo lo contrario, quedarse paralizado ante las circunstancias de la vida. Pero aunque lo centremos en el joven Hamlet, ese príncipe danés, la pregunta es para todos y sirve para cada uno de nosotros. 

Pero resulta que esa frase, tal y como la conocemos, en su primer momento no era así. Esa es la versión de los folletos que aparecieron dos años después de la primera versión, en 1603, que decía: Ser o no ser, yo soy el tema (To be or not to be, I there's the point)

Cierto es que conocemos la otra desde siempre y es difícil que esta nueva formulación nos cante como nos canta la otra, pero incluso teniendo en cuenta este handicap, la frase tal y como es cambiada en 1605, y no en su versión anterior, es muchísimo mejor. La primigenia no sólo individualiza la cuestión y la hace limitada, él es la cuestión y sólo a Hamlet afecta, sino que además es seca, opaca, sin colores y sin belleza. 

Es curioso como incluso para transmitir un mensaje, la elección de las palabras influyen no sólo en lo dicho sino en el aura con que se dice y como algo puede resultar grandioso si se escogen las palabras adecuadas. Da la sensación de que es lo mismo como decimos las cosas mientras digamos lo que queremos trasmitir pero no es así porque el como lo decimos, la belleza, fuerza, sabor de las palabras influyen también en lo que decimos.