jueves, 8 de junio de 2017

In memorian, Christian Salata

Te has ido pronto, chaval. Demasiado pronto. Eran muchos los sueños que te quedaban por cumplir y muchas las etapas por las que pasar. Hace solo unos días me hablabas de ellas y me pedías opinión, y en cierta manera consejo. Ahora se quedarán pendientes.

Supongo que todo pasó en ese Porsche que me enseñaste y del que tanto presumías. Lo pienso ahora y recuerdo que te dije, con mi habitual miedo a los coches, que no corrieses, que los carga el diablo. “De las preferentes”, me comentaste todo orgulloso para luego añadir que también habías tenido cabeza y te habías comprado un piso e invertido en un negocio. Fue una comida de lo más agradable, querías agradecerme un par de consultas que me habías hecho. Te enseñé nuestro despacho y preguntabas y preguntabas sobre mil detalles, en cierta manera algo deslumbrado por ver una firma grande.

Supongo que la mayoría de la gente se quedará en el Salata faltón, que no medía y que provocaba líos cada vez que hablaba. Yo me quedo con el chaval, como te llamaba, que me decía por WhatsApp, todo orgulloso, que había ganado otra sentencia, que tenía planes para su despacho y que iba a hacer un Máster.

Tampoco se muy bien porque me cogiste cierto cariño. Supongo que porque la primera vez que me pediste un favor, una consulta, te atendí. Quizás estabas acostumbrado a lo contrario y puede que mucha parte de la culpa, la tuvieses tú mismo. No lo sé. Sé porque te apreciaba. Porque eras alegre y tenías ilusión, porque eras leal con los que te trataban bien y sobre todo porque en el fondo tenías un punto adolescente que te hacía no comprender del todo este mundo que creías de buenos y malos cuando, en realidad, la mayoría somos como podemos. Quizás, por ahí, se explican los exabruptos. No sabías moderar tus palabras en el cinismo y diplomacia tan necesarios para vivir en este mundo. No justificaré tus salidas de tono porque ya te las censuraba en su momento pero sí que creo que aquello lo hacías porque todavía no habías entendido como funcionaba todo esto y no encajabas del todo. La edad, como te dije, te haría ir viendo y entendiendo la vida y las personas. Ya no será posible. Te has ido en un momento y  el tiempo no te hará surcos en el alma que dejan sitio a la comprensión.

Sólo quería despedirme, decir algo, dar una pincelada de cariño para alguien que se estaba haciendo un camino y que se ha quedado apenas en el primer tramo.


Hasta siempre Christian