martes, 27 de diciembre de 2011

Tercos, tenaces y exitosos



El mundo se simplificó cuando aceptamos una serie de medidas para trasladar un concepto de cantidad. Convenimos que a tal distancia le llamaríamos metro, que a tal peso le llamaríamos kilo y que a un determinado volumen le llamaríamos litro. Eso permitía que con una palabra trasladásemos una misma cantidad de volumen o peso y de distancia a otra persona y que nos entendiese. Aquel simple acuerdo de todos, el acuerdo sobre las medidas, facilitó el desarrollo de la sociedad. 


Pero hay aspectos que no podemos medir y no me refiero a los más etéreos como son los sentimentales que se pueden entender al rebuscar en la experiencia e incluso en la imaginación, aunque esto resulte seguramente controvertido. Debemos ir más allá y situarnos en la frontera  que separa conceptos distintos pero que no lo son tanto. 

Unos ven terquedad, donde otros ven tenacidad ¿cuál es la medida? Si la respuesta es la apreciación de cada uno, la inseguridad es terrible. 

Según la RAE, terco es pertinaz, obstinado e irreducible y tenaz es firme, porfiado y pertinaz en un propósito. Observemos como incluso los dos son definidos como pertinaces sin embargo no igualamos terco a tenaz e incluso moralmente la terquedad nos parece algo no bueno y la tenacidad una virtud. Pero ¿como saber cuando se es terco o cuando se es tenaz? 

A la conclusión que llegamos, a la fea conclusión que llegamos es que depende del éxito. Si no hay triunfo es terquedad y si al final se logra el objetivo, es tenacidad. Puede que no para el sujeto terco o tenaz pero si para todos los demás. 



¿No es un poco peligroso calificar las cosas en función del éxito?




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