domingo, 4 de diciembre de 2011

Bellotas



La verdad de la bellota es el árbol. No hay mayor identidad que esta. La bellota y el árbol son uno en sí mismos. La semilla es puro potencial de árbol. Lleva en si misma la planta completa dentro y el paso del tiempo nos llevará al árbol maduro que es el reflejo de lo que la bellota contiene.

Hay otro serie de frutos que no son más que el resultado de lo que es el árbol. Son el producto que tras la función natural nos ofrece el árbol y tiene características de este y es un gran reflejo de lo que en si es la planta pero no tiene una identidad completa, ni el resultado depende sólo de lo que es en si mismo el árbol.

Y así se me antoja que hay aspectos, cualidades, respuestas, actitudes y aptitudes de nuestra personalidad que son bellotas y otras que son fruta. Hay aspectos que son enteramente una continuación de nuestros rasgos más esenciales, de una identidad total con nuestra personalidad más latente y principal. Hay otro, en cambio, que están sometidos a influencias, a vientos, a circunstancias y que reflejan lo que somos de forma secundaria.

Cuando conoces o intentas conocer a una persona es fundamental ir desgranando aquellos rasgos que son íntimos, identitarios, puro reflejo de lo que es y aquellos otros que partiendo de la persona son influenciables, circinstanciales, cambiantes o de poco calado. En la medida que descubramos y clasifiquemos unos u otros estaremos más cerca de conocer a la persona. Se da el caso de gente que crees conocer muy bien, que crees haber llegado a intimar a un nível profundo y que en realidad sólo empiezas a conocer cuando descubres y entiendes sus rasgos más personales, sus actos más propios, su propia esencia. La bellota y no la fruta.

Es ahí donde surgen las desilusiones, las decepciones y los fiascos. Es ahí cuando lo que creías que era así en alguién, empieza a cambiar y a variar de manera acelerada porque una vez que identificas sus rasgos principales ya eres capaz de discernir entre lo esencial y lo accesorio y toda la verdad se descubre como tal. La bellota crece y se convierte en árbol.

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