viernes, 2 de diciembre de 2011

Polvo de estrellas

A veces la vida imita al arte y cuando el poeta escribe que alguien brilla como una estrella no está exagerando en absoluto. Cuando decimos que el espíritu del hombre es inabarcable, no decimos más que la estricta realidad astrofísica y química.

Polvo eres y en polvo te convertirás, nos dicen el Miércoles de Ceniza y Quevedo añadió, que polvo somos, más polvo enamorado y ahora ya podemos decir también que somos polvo de estrellas.

Los mismos elementos (fósforo, calcio, hierro,...) que formaron las estrellas millones de años antes de que siquiera el hombre habitase la Tierra en su forma primigenia, son los que forman nuestro cuerpo y nuestra carne. Los huesos, los músculos, las venas, las sangre son la misma materia que forma el Sol, Sirio, la Estrella Polar, Aldebarán o Polux

Tenemos en nuestros átomos los mismos componentes que las estrellas que alumbran nuestro cielo y por lo tanto estamos destinados a brillar, a relucir con luz propia y ajena porque en el mismo origen de nosotros tenemos polvo de estrellas

Vieja canción infantil irlandesa

En noche brilla tu luz.
De dónde, no lo sé.
Tan cerca parece y tan lejos.
Cómo te llamas, no lo sé.
Lo que quiera que seas:
¡luce, pequeña estrella!

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