lunes, 31 de octubre de 2011

Fórmulas de realidad


y2 − y1 = m(x2 − x1)


Y no hay más realidad que esa fórmula, la ecuación de la recta. La de la recta o cualquier otra. El mundo real son ecuaciones.

Comentaba ayer con alguien de amplia formación humanista que la gente de letras somos una pandilla de analfabetos que como no podemos describir la realidad de una manera directa, sencilla y real, y2 − y1 = m(x2 − x1), nos dedicamos a dar rodeos, poner adjetivos, adverbiar frases y usar miles de palabras para decir lo que la gente de ciencias es capaz de decir con apenas unas letras.

Se reía mucho al oir de forma descabellada y exagerada mi exposición de la inutilidad de las palabras y de lo vacuos que somos la gente de letras pero no dejaba de reflejar cierta sorpresa puesto que en el fondo si hablamos de imaginación, es mayor esta si somos capaces de trasladar unas letras colocadas en cierto orden a una idea concreta, si trasladamos y2 − y1 = m(x2 − x1) a la idea de recta. Transformamos y, x, m en la superficie de la mesa que soporta mi ordenador.

¿Cabe mayor sentido de la realidad y a la vez de la imaginación que una ecuación? Por un lado desmenuza la realidad en toda su identidad y por otra y a la inversa supone un ejercicio de imaginación. Así que condensamos absolutamente todo, desde las sombras de Platón a la síntesis de Hegel en unas pequeñas fórmulas matemáticas.

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