jueves, 5 de enero de 2012

De misterios y amores

¿Han pensado alguna vez Uds. en el amor? Seguro que sí, desde el principio de los tiempos en el Edén, pasando por Troya y Verona, el amor ha sido el tema en el que más hemos pensado, del que más hemos hablado y escrito. De una manera u otra, porque lo tenemos, porque lo tememos, porque lo perdimos, porque lo encontramos, porque lo tuvimos, porque lo buscamos o porque lo recordamos, el amor además de estar en el aire, como dice la canción, está presente en nuestra vida de una manera determinante y a él dedicamos sentimientos, tiempo, lágrimas, risas, esfuerzos y, como no, pensamientos, como les decía al principio y con esto creamos un círculo virtuoso, que no vicioso; porque de viciosos y virtuosos círculos, ya les hablaré otro día.

Una de las cosas que por más que pensamos del amor y nunca llegamos a entender o explicar, es por qué nos enamoramos de quien nos enamoramos. De ahí que expresiones, como "el amor es ciego" o "que le verá" no son sólo aplicables a aquellos casos en que la pareja nos parece un despropósito en sí misma, sino que esas mismas preguntas también se le podrían hacer a la pareja más perfecta del mundo. Cuando nos enamoramos no sabemos por qué. Piénsenlo, ¿por qué se enamoraron de esa y no de otra? No, no, piénsenlo antes, no después. Si, después, cuando ya estamos enamorados y conocemos las virtudes de nuestra enamorada, podemos argumentar sesudamente, hasta es conveniente "sexudamente" me permitirán el chascarrillo y el invento de la palabra, las razones por las que nos hemos calado hasta las entrañas de esa persona. Pero les recuerdo que es después, que en el momento en que uno se enamora como un colegial perdido, tenga la edad que tenga, no sabe un carajo acerca del otro. Y no me vengan que con que fue porque era guapo, si Uds. se enamoraron de él sólo por ser guapo, deberían haberse enamorado del más guapo que conozcan y cambiarlo cada vez que vieran otro y para saber a priori cual era el más guapo tenían que haberlo objetivado perfectamente. ¿Conocen a alguien que se haya enamorado así? Vale, puede que lo haya, también hay gente que cree que ha sido abducida, pero convendrán conmigo que a las personas que conocen eso no les pasa. Y si pasa, vayan al psiquiatra, no es normal conocer a 10 abducidos.

La respuesta es que no hay respuesta. El odio nace de una causa, de un mal que nos ha causado alguien y de ese punto surge la animadversión pero porque te pregunten si diseñas o trabajas uno no siente gratitud eterna, y de sentirla, le manda una buena botella de vino pero no pierde el oremus e incluso el habemus por esa sonrisa encantadora. No, no, para eso hay que enamorarse, hasta el tuétano y más. Así que y volviendo a círculos viciosos y virtuosos de los que les hablaré otro día, cuando les pregunten por que se enamoraron de su pareja respondan porque se enamoraron, será lo más acertado que puedan decir. Y entre nosotros, mejor así, que sino perdería la gracia, el misterio y la sorpresa y ya entonces no sería amor sino un proceso de selección a cargo de los de recursos humanos y ya sabemos como las gastan. Mejor así, esto como otras cosas en esta vida, son auténticamente inexplicables y al que le diera por inventarlo así, habría que mandarle una botella de buen vino por hacerlo tan bien.





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